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Wednesday, October 15, 2025

Raíces socioeconómicas y proyecciones ideológicas del funcionalismo




El funcionalismo en arquitectura se constituye como una respuesta estructural e ideológica a las transformaciones socioeconómicas de fines del siglo XIX, en un contexto donde la burguesía industrial europea, dominante y opulenta, buscaba justificar su poder ocultando la explotación material bajo una estética espiritualizada, lo cual generó una arquitectura de plan dual —estructura invisible y decoración ostentosa— que reflejaba una visión del mundo escindida entre lo material y lo simbólico, sin embargo, fue desde el campo de la ingeniería, con figuras como Paxton, Eiffel o Freyssinet, que emergió una lógica productiva y funcional que inspiró a los arquitectos del período de entreguerras a repensar el rol social de su oficio, proyectando espacios para una clase obrera en ascenso y abrazando el concepto de costo social como medida del esfuerzo colectivo necesario para producir arquitectura con valor de uso, en oposición al decorativismo burgués; Le Corbusier sintetizó esta nueva mirada con su célebre frase “la casa es una máquina de habitar”, una idea profundamente humanista que entendía la belleza como resultado de la eficiencia y la relación entre forma, uso y necesidad, pero esta revolución conceptual fue luego desvirtuada por la reconstrucción europea posterior a la Segunda Guerra Mundial, cuando el Movimiento Moderno, cargado de contenido progresista, fue vaciado de su ideología y reducido a un Estilo Moderno, funcional sólo a los intereses del mercado, marginando la capacidad de los arquitectos para pensar su práctica desde la realidad nacional, por ello, recuperar hoy el funcionalismo como método y no como estilo, implica rescatar su potencia transformadora para proyectar una arquitectura con sentido social, económica, racional y profundamente conectada con la vida.