Pronto diseminado por América Latina, se define como un proyecto de liberación integral que trasciende lo estético para devenir práctica de emancipación psíquica, política y lingüística, situando al inconsciente como fuente primordial del acto creativo, en oposición frontal al racionalismo burgués, la moral represiva y el utilitarismo lógico; su propuesta central es el automatismo psíquico, escritura sin control consciente ni censura, que permite el afloramiento de imágenes insólitas, asociaciones libres y visiones alucinatorias donde el yo se diluye y el lenguaje se abre como flujo de deseo, delirio y contradicción, dando lugar a poemas que no argumentan ni representan, sino que desbordan el sentido en una lógica onírica y polisémica; a diferencia de otras vanguardias centradas en la técnica, el surrealismo apuesta por lo irracional como potencia revolucionaria, en la convicción de que liberar el lenguaje es también liberar la vida, por eso sus textos están poblados de objetos imposibles, animales híbridos, paisajes metamórficos y gestos imposibles que rompen con la linealidad del discurso lógico y con las fronteras entre realidad y sueño; su impacto en América Latina fue profundo, desde César Moro en Perú hasta Aldo Pellegrini en Argentina, y su influencia marcó tanto a la poesía como al ensayo, el cine, la pintura y la política, instalando una forma de hacer arte que es también modo de habitar el mundo, no como reflejo ni como creación autónoma, sino como intervención psíquica radical sobre el orden de lo real