Vanguardia literaria surgida en la España de principios del siglo XX y con fuerte eco en el ámbito rioplatense, propuso una drástica depuración del poema, eliminando adornos sentimentales, nexos lógicos y adjetivos superfluos para centrarse en la imagen como núcleo expresivo, donde la metáfora actúa como eje estructural y motor rítmico del texto, generando una sucesión de destellos visuales que reemplazan la explicación por el impacto perceptivo, en un estilo que se emparenta con el cubismo por su fragmentación, yuxtaposición de planos y disposición tipográfica libre, y con el futurismo por su imaginería moderna centrada en la ciudad, la velocidad, la electricidad, las máquinas, el deporte o el cine; el poema ultraísta funciona así como una forma concentrada, breve y tensa, que en lugar de narrar o describir, monta imágenes como si fuesen piezas visuales de una estructura, generando una experiencia poética inmediata y autónoma, donde lo esencial se transmite en pocos trazos, más cerca de la arquitectura que de la melodía, más relámpago que relato; sus rasgos más distintivos son metáforas atrevidas y encadenadas, supresión de conectores como “porque” o “aunque”, eliminación de ornamentos emocionales, y un carácter sintético que lo convierte en una especie de artefacto verbal de alta densidad; una guía útil: el cubismo se enfoca en la forma, el futurismo en el tema, mientras el ultraísmo los fusiona para lograr un poema que concentra, fulmina y transforma la mirada en un instante