Arvida Byström ha irrumpido en la escena del arte usando la estética de lo “kawaii”, los tonos pastel y lo que ella llama “girly aesthetics” como herramientas de subversión crítica ante las normativas de género y cuerpo en redes sociales; surgida de la plataforma Tumblr, donde articuló una identidad artística en diálogo constante con otras jóvenes creadoras, su trabajo fotográfico explora temas como la autoimagen, la censura, la sexualización y el control sobre el cuerpo femenino, usando autorretratos hiperestilizados que desestabilizan la mirada patriarcal desde una hiperfeminidad irónica; en su serie There Will Be Blood (2012), la representación abierta de la menstruación desafió tabúes aún vigentes, mientras que en el libro Pics or It Didn’t Happen (2017), junto con Molly Soda, compiló imágenes borradas por Instagram, revelando cómo las plataformas digitales reproducen modelos de control moral disfrazados de neutralidad algorítmica; su práctica también incluye performance, como en Selfie Stick Aerobics, y colaboraciones con marcas como Monki, donde lleva su activismo estético al terreno de la moda y la publicidad; más que una estilización superficial, su trabajo es un acto constante de reapropiación estética donde lo “bonito” se convierte en herramienta de fricción política, evidenciando cómo los códigos visuales hegemónicos pueden ser reconfigurados desde la ironía, la vulnerabilidad y el deseo de reaprender a mirar; en Arvida Byström, lo íntimo y lo digital se funden en una poética crítica que cuestiona quién tiene derecho a mostrarse, cómo y para quién.