El documento aborda la regeneración urbana integral como una estrategia crítica ante los efectos del urbanismo expansivo, el deterioro del parque edificado y la obsolescencia de tejidos urbanos. Se destaca que las políticas urbanas deben transitar desde la renovación puntual hacia enfoques integrales, inclusivos y sostenibles, articulando variables físicas, sociales, económicas y medioambientales. La regeneración se entiende no solo como una operación técnica sino como una acción estructurante del territorio, donde el hábitat existente es visto como oportunidad y no como obstáculo. El informe subraya la importancia de vincular los procesos de transformación a escalas múltiples —desde la unidad edificatoria hasta el conjunto urbano— y apuesta por modelos de gobernanza cooperativa, participación ciudadana activa y herramientas financieras estables. En este marco, conceptos como resiliencia, inclusión social, eficiencia energética, cohesión comunitaria y movilidad sostenible se convierten en vectores fundamentales. El caso español se analiza en relación a su marco normativo y los retos derivados de la fragmentación administrativa, la lentitud en los procesos de rehabilitación y la necesidad de una planificación integrada que supere el enfoque meramente edificatorio. Asimismo, se señalan ejemplos de buenas prácticas en barrios vulnerables, programas europeos y metodologías que combinan intervención física con acciones sociales y económicas, evidenciando que la regeneración no puede limitarse a lo constructivo, sino que debe producir ciudad en sentido pleno. En suma, el informe propone un giro epistemológico en el urbanismo, donde la regeneración integral sea entendida como una herramienta crítica frente a la desigualdad espacial, la fragmentación social y la crisis ecológica contemporánea .
