Monday, December 1, 2025

La reacción contra el naturalismo y el positivismo





Propone una poesía centrada en la proyección intensa del mundo interior, donde el yo se desborda en imágenes deformadas, gritos, visiones apocalípticas o éxtasis místicos que no buscan retratar la realidad tal como es sino como se vive desde dentro, con todas sus tensiones, angustias y pulsiones; este gesto expresivo se traduce en una escritura exaltada, a menudo fragmentada o incendiaria, que deforma el lenguaje convencional para transmitir estados límite, como el del cuerpo oprimido por la ciudad moderna, el alma dislocada por el trabajo mecánico o la conciencia desgarrada por la guerra, usando el verso libre, la exageración, la hipérbole, la invectiva o la visión profética como recursos privilegiados; si bien tuvo su epicentro en Alemania —con poetas como Georg Trakl, Gottfried Benn o Else Lasker-Schüler— su influencia se expandió a América Latina, sobre todo a través del uso de la ciudad como espacio de alienación, del cuerpo como campo de batalla y del poema como descarga emocional sin filtros, donde lo visual y lo verbal se funden en una estética de la ruptura, del grito, de la imagen desmedida; a diferencia del surrealismo, que explora el inconsciente como flujo, el expresionismo concentra la intensidad en estallidos individuales, en visiones que tensan la forma hasta casi quebrarla, volviendo al poema una suerte de sismógrafo del alma moderna, una oscilación feroz entre el espanto y la revelación