El ensayo de Brad Hooker sostiene que el bienestar no se reduce a un solo componente sino que se compone de múltiples elementos fundamentales, algunos de los cuales poseen un valor no instrumental e intrínseco. Hooker identifica cinco elementos esenciales que configuran el bienestar: placer, amistad, logros significativos, conocimiento importante y autonomía, excluyendo de esta lista tanto la apreciación de la belleza como la vida moralmente virtuosa. Esta pluralidad se sostiene sobre la base de experimentos mentales que aíslan cada elemento y analizan si su presencia, aun en ausencia de los demás, mejora la vida de un individuo. Por ejemplo, argumenta que el placer inocente —aquel que no deriva de logros o metas valiosas— aún puede incrementar el bienestar, desafiando así teorías que subordinan el valor del placer a su rol instrumental. De igual modo, defiende que la amistad no es simplemente un tipo de logro, ya que su introducción en una vida previamente carente de vínculos personales proporciona un beneficio que va más allá de la acumulación de logros. El texto también se opone a las teorías que exigen la combinación de estos elementos para generar bienestar, como la defendida por Raz, al mostrar que incluso de manera separada, cada uno puede ofrecer beneficios considerables. Finalmente, Hooker justifica la utilidad del concepto de bienestar como agregador evaluativo en decisiones que implican compensaciones entre distintos elementos y personas, subrayando así su relevancia práctica y teórica incluso una vez descompuesto en partes constitutivas.