lunes, 31 de octubre de 2022
domingo, 30 de octubre de 2022
Viernes
Subo andando desde el río hasta la zona alta de la ciudad. De lo popular a lo castizo. Bajé a ver un local que unos amigos van a transformar en su casa. Van quitando capas y capas a lo que hasta el verano fue sede de un culto evangélico. En la calle pululan señores en chándal con carritos de supermercado y morralla de metal. Me sorprendió ver una churrería abierta a estas horas.
sábado, 29 de octubre de 2022
Jueves
Miércoles
A las antiguas escuelas Pías, reformadas como biblioteca de la UNED por Linazasoro hace treinta años, les están dando un repaso. Las carpinterías de madera, que le daban un toque nórdico, ya estaban algo descoloridas, muy bonitas, pero claro, parecían antiguas. Un gran andamio cubre la fachada y en un nuevo espacio, entre la piel nórdica y la lona, viven estos días, de forma efímera, los que trapichean por la zona.
Martes
Lunes
Un señor ya con sus años toma un café en vaso fuera en la terraza, hacia la calle Toledo. Fuma pausadamente. Es temprano, es lunes y en la barra hay porras y cruasanes. La gente entra y sale. Suena la radiofórmula. Everybody Dance Now. El señor entra y pide un chupito.
miércoles, 26 de octubre de 2022
martes, 25 de octubre de 2022
lunes, 24 de octubre de 2022
Mario,
mi padre, es escritor, y cada año, después de visitarlo a él y a Marisa en su piso de Málaga, me manda el último relato que ha escrito por email. Me llega en PDF, con el título en el asunto. Nunca tienen los relatos más de diez páginas. Esos relatos antes se llamaban cuentos y ahora narrativa breve. Cuando nos vemos siempre nos reímos alguna vez de manera especial. El humor es una de nuestras aficiones más queridas y recurrentes. Una forma de arte efímero. El humor se busca y resulta una compañía excelente cuando se convive durante una semana. También hay partes de construcción literaria y otras de puro análisis. Este año vimos de nuevo juntos El Padrino, y la disfrutamos como nunca. El humor puede surgir en cualquiera de los tres momentos que compartimos en el día a día, que coinciden con nuestro apetito. Por las mañanas, siempre soleadas en la costa del sol, desayunamos tostadas con tomate rallado y zumo de pomelo. Marisa se levanta al alba y prepara todo. El almuerzo, que sucede con cada vez mayor frecuencia en la playa de Benajarafe, es un ritual junto al mar. Si voy al mar, si estoy cerca del mar, me gusta comer junto al mar. Tras los cafés del chiringuito y de algún dulce local, paseamos por el malecón y nos vamos al vivero a comprar alguna planta. El vivero ya anda medio maltrecho, cada vez tienen menos plantas. A ver lo que dura. El relato de este año, que se llama Dos Billetes incluye una gran dosis de humor negro y de situaciones muy cercanas, que incluyen algunos lugares con sus nombres reales, y otros derivados en pura ficción, en aras de una literatura atemporal.
domingo, 23 de octubre de 2022
Araceli
Entra rauda y pide una cerveza. Lleva un pañuelo en la cabeza y cojea. La televisión cuenta algo irrelevante. El camarero flaco y muy tatuado calienta mi tapa. Ella le saluda y me dice algo. Asiento. Sigo en mis pensamientos. Ella me pregunta si me ha molestado, le digo que no. Me dice que sale de la quimioterapia, que tiene cáncer de pecho. Se me está bajando el bulto. Me lo quitan en unos meses. Ahora entiendo el pañuelo. Lleva la cabeza rapada. Me lo cortó mi hermana. Me cuenta muchas cosas de sopetón. Cobra el subsidio y su hermana la espera para comer. Debe tener sesenta. Mi pareja está en el campo, en Granada. Queremos hacer obra en la casa. Mi madre vive con mi hermana, no nos llevamos bien. Me sigue contando su vida. Sus varias hermanas tienen nombres tradicionales. La paqui. La pepi. La maricarmen. Así seguimos hasta que termino mi segunda tapa. Le invito a sus trago. Gracias cielo, otra vez te into yo, hoy no tengo nada para invitar. Cada bar es una nave espacial. Fuera, el sol ya se bate en retirada.
viernes, 21 de octubre de 2022
jueves, 20 de octubre de 2022
lunes, 17 de octubre de 2022
Enzensberger
Un jubilado que se aburre. Un Sócrates moderno o un trasunto de aquel señor Keuner de Brecht, con quien comparte estoicismo y excentricidad a partes iguales. Muchos paseantes se detienen un instante, menean la cabeza y pasan de largo. Otros le escuchan, le replican y vuelven día tras día al punto de encuentro. El señor Z. no escribe, pero algunos de sus oyentes toman notas de lo que dice y, gracias a ellos, nos llega esta especie de diario que recoge sus ideas y provocaciones. Nada escapa al espíritu crítico y subversivo del señor Z., evidente álter ego del propio Enzensberger: la arrogancia, las instituciones, la religión –pero también el ateísmo–, los totalitarismos –pero también la democracia–, el arte, la poesía, la economía neoliberal, la educación, internet y un largo etcétera. Sus dardos son implacables, pero también caprichosos y contradictorios como la vida misma. Como siempre en Enzensberger, toda afirmación está imbuida de socarronería y del más puro escepticismo, entendido en el mejor sentido. Dicho en palabras de Z.: «Uno sólo debe mantenerse fiel a aquello que no dice.»