Saturday, October 11, 2025

Los Sotobosques


Reducir los incendios forestales a una cuestión de “limpieza del monte” representa una simplificación arriesgada y profundamente errónea que omite las funciones ecológicas vitales del sotobosque, esa maraña de matorrales, helechos y arbustos que, lejos de ser solo combustible, conforma la base estructural y funcional de los ecosistemas mediterráneos, ya que actúa como protección contra la erosión, regulador hídrico, captador de carbono, refugio faunístico y banco de semillas indispensable para la regeneración natural del bosque, sin embargo, esta narrativa ha sido potenciada por sectores forestales con intereses económicos, aprovechando el contexto de grandes incendios y el miedo social para imponer políticas de desbroce que, en realidad, no solo desvirtúan el sistema forestal sino que agravan el problema, pues estudios recientes en encinares catalanes muestran cómo la eliminación del sotobosque provoca el colapso de comunidades de aves esenciales para la polinización y el control de plagas, como las currucas o el petirrojo, lo que demuestra que tales intervenciones, lejos de ser neutras, empobrecen el bosque y eliminan funciones críticas; el caso paradigmático se encuentra en la Sierra de Grazalema, donde la ganadería extensiva bien gestionada ha permitido mantener a raya el crecimiento vegetal sin eliminar la biodiversidad asociada, aunque el discurso dominante insiste en que “hay que limpiar”, el 80% de los incendios son causados por actividades humanas y no por la vegetación en sí, lo cual obliga a repensar la prevención desde la educación, la vigilancia y el manejo adaptativo, no desde la eliminación de un componente estructural del bosque, por eso, como subraya el ecólogo Jordi Vayreda, apostar por bosques maduros y cerrados, que reducen naturalmente el crecimiento del sotobosque, ofrece más protección que cualquier política de tala sistemática