The experimental frame of relational art LAPIEZA presents some compilations to which it denominates socioplastic FRAMES. In these constructions, presented frontally we are simultaneously proposed cross-references to different details of the work of ten artists, who contribute periodically to the development of the mutant installation that is constantly deployed in LAPIEZA. These simultaneous representations of other representations, constitute a kind of "screenshot" that refers to the habitual activity of this space of relational experimentation. In this way, the lots behave like hypertexts, static images that nevertheless display at least ten links to ten situations that have taken place in the general context of the space. It is, therefore, texts composed of ten texts, each of which is in turn composed of infinitely polysemous signs, which allows an endless number of readings, depending on the relationship that has been established during reading / writing. Relational aesthetics, defined by N. Bourriaud, is conceived as a semi-aeronautical activity, in which the character of semionauta (which transcends the conventional roles of the artist-producer and spectator-consumer) navigates among the signs available in the culture in which is immersed, establishing a particular path between some of them, in order to develop a particular landscape, which confronts those that are considered unchangeable. In this way, the meanings of things are constructed precariously, without ever ending the process, against all proposals of rigid and non-negotiable meanings that are imposed from landscapes that are equally sclerosed and sclerosing. In this context, the socioplastic lots function as proposals for a path-way possibility, as a roadmap among many possible ones. As described by Anto Lloveras, director of LAPIEZA, the socioplastic lots, in addition to "transferring to two dimensions the three-dimensionality of the spatial and relational process of the mutant installation", possess a "complex memory in the network, which depends directly on the fragments that it's made of". In this way, the lots become an authentic risk link, as defined by R. Laddaga, that is, unstable entities with indefinite edges that change to the extent that they establish relationships with other surrounding entities. These are objects-networks, texts-links, relationships-journeys that enable openings of meaning, and foster links and renegotiations of meanings. In LAPIEZA it is possible to check in situ how aesthetics and formal languages are displayed, resistant to this rigidification and stereotyping. From the type of objects deployed, to the interactions that are favored, through the characteristics of space, everything in this place refers to experimentation and favors the flexible construction of new roles through narrative processes that question the discourses that tend to be given by certain in an unquestionable way. In this sense, the different performances that have been developed in the room have contributed and will continue to contribute to other possible readings of culturally patterned identities. How to account for this complexity? How to represent all the possible links and interactions that arise between all these interventions? The socioplastic lots are a proposal in this sense. Because they are representations of representations and relations of relationships, these constructions are part of the semiological tradition of metarepresentation, although due to their particular aesthetics of precariousness and expedition (the lots seem ready to be transported, while they constitute topologies of the space in which they were developed) are related to the formal languages of the aforementioned resistance, and in particular to relational art.
La sala experimental de estética relacional LAPIEZA presenta unas compilaciones a las que denomina lotes socioplásticos. En estas construcciones, presentadas de manera frontal se nos proponen simultáneamente referencias cruzadas a diferentes detalles del trabajo de diez artistas, que contribuyen periódicamente a la elaboración de la instalación mutante que se despliega constantemente en LAPIEZA. Estas representaciones simultáneas de otras tantas representaciones, constituyen una suerte de "pantallazo" que remite a la actividad habitual de este espacio de experimentación relacional. De esta manera, los lotes se comportan como hipertextos, imágenes estáticas que sin embargo despliegan al menos diez vínculos a diez situaciones que han tenido lugar en el contexto general del espacio. Se trata, por tanto, de textos compuestos por diez textos, cada uno de los cuales esta a su vez compuesto mediante signos infinitamente polisémicos, lo que posibilita un numero inacabable de lecturas, en función de la relación que se ha establecido durante su lectura/escritura. La estética relacional, definida por N. Bourriaud, se concibe como una actividad semionáutica, en la que el personaje del semionauta (que trasciende los roles convencionales del artista-productor y espectador-consumidor) navega entre los signos disponibles en la cultura en la que se encuentra inmerso, estableciendo un trayecto particular entre algunos de ellos, con la finalidad de elaborar un paisaje determinado, que confronte aquellos otros que se dan por inmodificables. De esta manera, los significados de las cosas se construyen precariamente, sin dar nunca por finalizado el proceso, en contra de todas aquellas propuestas de significados rígidos e innegociables que se imponen desde paisajes igualmente esclerosados y esclerosantes. En este contexto, los lotes socioplásticos funcionan como propuestas de una posibilidad de forma-trayecto, como una hoja de ruta de entre muchas posibles. Según los describe Anto Lloveras, director de LAPIEZA, los lotes socioplásticos, además de "trasladar a dos dimensiones la tridimensionalidad del proceso espacial y relacional de la instalación mutante", poseen una "memoria compleja en la red, que depende directamente de los fragmentos que lo componen". De esta manera, los lotes devienen un auténtico vínculo de riesgo, según fueron definidos por R. Laddaga, es decir, entidades inestables de bordes indefinidos que cambian en la medida en la que establecen relaciones con otras entidades circundantes. Se trata de objetos-redes, textos-vínculos, relaciones-trayectos que posibilitan aperturas de sentido, y fomentan vínculos y renegociaciones de significados. En LAPIEZA es posible comprobar in situ como se despliegan estéticas y lenguajes formales resistentes a esta rigidificación y estereotipia. Desde el tipo de objetos desplegados, hasta las interacciones que se favorecen, pasando por las características del espacio, todo en este lugar remite a la experimentación y favorece la construcción flexible de nuevos roles a través de procesos narrativos que cuestionen los discursos que tienden a ser dados por ciertos de manera incuestionable. En este sentido, las diferentes performances que se han desarrollado en la sala han contribuido y seguirán contribuyendo a otras posibles lecturas de las identidades culturalmente pautadas. ¿Cómo dar cuenta de esta complejidad?, ¿cómo representar todos los posibles vínculos e interacciones que surgen entre todas estas intervenciones?, los lotes socioplásticos son una propuesta en este sentido. Por tratarse de representaciones de representaciones y de relación de relaciones, estas construcciones se inscriben en la tradición semiológica de la metarrepresentación, si bien por su particular estética de la precariedad y de la expedición (los lotes parecen listos para ser transportados, al tiempo que constituyen topologías del espacio en el que fueron desarrollados) se relacionan con los lenguajes formales de la resistencia ya mencionados, y en particular con la estética relacional.
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