sábado, 29 de octubre de 2022

Jueves




































Entra un señor de mediana edad y de mediana estatura, con su padre, ambos de chaqueta verde y gorra bien calada. Se sientan en la barra y toman café con leche en vaso, a palo seco. La de rayas me pregunta si lo de siempre. Es lo que tiene la rítmica. Es el tercer día. Cambio de tercio y paso del cruasán a la tostada. La máquina de café brama y tintinean las cucharillas.

Miércoles

A las antiguas escuelas Pías, reformadas como biblioteca de la UNED por Linazasoro hace treinta años, les están dando un repaso. Las carpinterías de madera, que le daban un toque nórdico, ya estaban algo descoloridas, muy bonitas, pero claro, parecían antiguas. Un gran andamio cubre la fachada y en un nuevo espacio, entre la piel nórdica y la lona, viven estos días, de forma efímera, los que trapichean por la zona.  



















Martes

















El suelo ajedrezado se va llenando de servilletas. La voz cálida explica la diferencia entre los churros y las porras. Una mano gira con firmeza la pieza móvil y la encaja de golpe. La otra mano pulsa el botón para que el agua atraviese la carga de café. La barra se llena de señoras con chalecos almohadillados que dan los buenos días. Suena un tema de Metállica de los años noventa. Entra un señor de rojo con mercancía en un carrito y se abre una puerta a un almacén destartalado. 

Lunes

Un señor ya con sus años toma un café en vaso fuera en la terraza, hacia la calle Toledo. Fuma pausadamente. Es temprano, es lunes y en la barra hay porras y cruasanes. La gente entra y sale. Suena la radiofórmula. Everybody Dance Now. El señor entra y pide un chupito.












lunes, 24 de octubre de 2022

1460 1860

Adam Curtis

Mario,











mi padre, es escritor, y cada año, después de visitarlo a él y a Marisa en su piso de Málaga, me manda el último relato que ha escrito por email. Me llega en PDF, con el título en el asunto. Nunca tienen los relatos más de diez páginas. Esos relatos antes se llamaban cuentos y ahora narrativa breve. Cuando nos vemos siempre nos reímos alguna vez de manera especial. El humor es una de nuestras aficiones más queridas y recurrentes. Una forma de arte efímero. El humor se busca y resulta una compañía excelente cuando se convive durante una semana. También hay partes de construcción literaria y otras de puro análisis. Este año vimos de nuevo juntos El Padrino, y la disfrutamos como nunca. El humor puede surgir en cualquiera de los tres momentos que compartimos en el día a día, que coinciden con nuestro apetito. Por las mañanas, siempre soleadas en la costa del sol, desayunamos tostadas con tomate rallado y zumo de pomelo. Marisa se levanta al alba y prepara todo. El almuerzo, que sucede con cada vez mayor frecuencia en la playa de Benajarafe, es un ritual junto al mar. Si voy al mar, si estoy cerca del mar, me gusta comer junto al mar. Tras los cafés del chiringuito y de algún dulce local, paseamos por el malecón y nos vamos al vivero a comprar alguna planta. El vivero ya anda medio maltrecho, cada vez tienen menos plantas. A ver lo que dura. El relato de este año, que se llama Dos Billetes incluye una gran dosis de humor negro y de situaciones muy cercanas, que incluyen algunos lugares con sus nombres reales, y otros derivados en pura ficción, en aras de una literatura atemporal.


domingo, 23 de octubre de 2022

El Balneario

Araceli










 

Entra rauda y pide una cerveza. Lleva un pañuelo en la cabeza y cojea. La televisión cuenta algo irrelevante. El camarero flaco y muy tatuado calienta mi tapa. Ella le saluda y me dice algo. Asiento. Sigo en mis pensamientos. Ella me pregunta si me ha molestado, le digo que no. Me dice que sale de la quimioterapia, que tiene cáncer de pecho. Se me está bajando el bulto. Me lo quitan en unos meses. Ahora entiendo el pañuelo. Lleva la cabeza rapada. Me lo cortó mi hermana. Me cuenta muchas cosas de sopetón. Cobra el subsidio y su hermana la espera para comer. Debe tener sesenta. Mi pareja está en el campo, en Granada. Queremos hacer obra en la casa. Mi madre vive con mi hermana, no nos llevamos bien. Me sigue contando su vida. Sus varias hermanas tienen nombres tradicionales. La paqui. La pepi. La maricarmen. Así seguimos hasta que termino mi segunda tapa. Le invito a sus trago. Gracias cielo, otra vez te into yo, hoy no tengo nada para invitar. Cada bar es una nave espacial. Fuera, el sol ya se bate en retirada.