Nos reciben en la cancela de la finca, a pocos kilómetros de Medina Sidonia, que queda en lo alto. Los perros nos miran y ladran. El padre, escritor, nos abre y avanza en la materia del lugar. Nos cuenta de los bueyes pequeños, que están junto a la entrada. Se preparan unos meses para otras ganaderías, se amansan y se les enseñan pautas para ayudar a mover los toros de lidia. En la colina, dos cercas mas allá, están los bueyes grandes, tranquilos. Llega el hijo, veterinario y ganadero emprendedor. Tras los saludos, nos conduce a una pequeña plaza circular, de color rojo, que lleva la marca de la casa en los burladeros.
Tomamos posiciones en un grada. El joven ganadero baja desde la colina a los cinco bueyes, animales inmensos, blancos con continentes cobrizos. El mayor de todos tiene siete años y es el más inteligente. Este animal es el que enseña a los nuevos, de cuatro años. La demostración en el ruedo es de una plasticidad natural. Los animales caminan en círculo y van guiados por la voz de su cuidador, cada uno tiene un nombre, se ponen uno al lado del otro. Una voz honda nombra al Dios y los bueyes se arrodillan. Hay magia.
La Luz en Cádiz - Series Relacionales
LAPIEZA ART SERIES #134:2022