miércoles, 12 de febrero de 2025

Mi padre, republicano convencido, era ante todo un patriota gallego



https://www.youtube.com/watch?v=1ix3fOIrmQ4&list=PLT-vtmuShmuZlA4hXOz9LMjnzgDkWpKqz&index=8



Desde mi nacimiento en Buenos Aires, mi vida estuvo marcada por la impronta de la inmigración. Hija de Manuel Puente, un gallego profundamente arraigado a su tierra, y de Cesida Fobia, italiana de raíces firmes, crecí en un hogar que bien podría considerarse una segunda Galicia, donde la convivencia con emigrantes y exiliados definió mi infancia y adolescencia. La casa familiar era un punto de encuentro vibrante, especialmente a partir de los años cuarenta, cuando la llegada de exiliados de la Guerra Civil Española trajo consigo a la élite intelectual y democrática de España. Este ambiente me permitió conocer y aprender de figuras que encarnaban la resistencia, la esperanza y el anhelo de una España libre. Su amor por Galicia no se expresaba solo en palabras, sino en cada acción que emprendía en favor de su gente y su cultura. Su convicción era tan profunda que se transmitía de manera natural a quienes lo rodeaban, generando un carisma que movilizaba a la colectividad. Si bien su legado se vincula tanto al ámbito político como al cultural y empresarial, siempre mantuvo una línea de pensamiento autónoma, libre de ataduras, pero fiel a sus ideales. Organizó congresos, promovió encuentros y trabajó incansablemente para fortalecer los lazos de la diáspora, con la certeza de que cada esfuerzo era un paso más hacia la preservación de la identidad gallega y el fortalecimiento de los valores democráticos.