La noción de bienestar eudaimónico (EWB) ha emergido como pilar central dentro de la psicología positiva, destacándose por su enfoque en el desarrollo del potencial humano más auténtico en contraposición a visiones hedonistas del bienestar centradas en la mera obtención de placer; partiendo del pensamiento aristotélico, donde la felicidad se asocia con la virtud y la autorrealización, esta perspectiva ha sido retomada por investigadores contemporáneos como Waterman y Ryff, quienes redefinen la eudaimonía como la realización de actividades que expresan el verdadero yo o daimon, lo cual implica un compromiso profundo con metas significativas y la vivencia de experiencias personalmente expresivas que permiten el florecimiento humano; Ryff, en particular, propuso un modelo de bienestar psicológico (PWB) basado en seis dimensiones —autoaceptación, relaciones positivas, crecimiento personal, dominio del entorno, propósito vital y autonomía— que reflejan este paradigma eudaimónico; en contraste, el bienestar subjetivo (SWB) típico de la tradición hedónica se enfoca en la frecuencia de afectos positivos y la satisfacción con la vida, sin necesariamente implicar desarrollo personal; esta distinción cobra relevancia empírica, ya que investigaciones recientes señalan que dimensiones como significado y propósito están más robustamente asociadas al bienestar general que las experiencias placenteras pasajeras; a pesar de las dificultades para operacionalizar EWB, instrumentos como el Questionnaire for Eudaimonic Well-Being (QEWB) han logrado medir constructos como la autodescubrimiento, el esfuerzo por la excelencia y el disfrute de actividades significativas; en definitiva, promover EWB implica orientar nuestras vidas hacia lo que vale la pena ser vivido, fomentando una existencia alineada con la identidad profunda y el desarrollo de las potencialidades humanas más nobles.
Eudaimonic well-being (EWB), rooted in Aristotelian philosophy, emphasizes human flourishing through virtue and self-realization, contrasting with hedonistic well-being focused on pleasure. Modern scholars like Waterman and Ryff define EWB as engaging in meaningful, authentic activities that express the true self. Ryff's model outlines six dimensions—self-acceptance, positive relationships, personal growth, environmental mastery, life purpose, and autonomy—capturing this deeper approach to well-being. Unlike subjective well-being (SWB), which measures life satisfaction and positive emotions, EWB is linked to lasting fulfillment through purpose and meaning. Tools like the QEWB help assess this by focusing on self-discovery and meaningful engagement.