viernes, 1 de noviembre de 2024

Kazuo Ono





El butoh, arte de la desaceleración y la gestualidad, encuentra en Kazuo Ohno su máxima expresión, una danza donde el cuerpo-memoria se transforma en una presencia etérea. Su técnica, anclada en la interioridad y el simbolismo, desafía la lógica del movimiento convencional mediante una dramaturgia basada en la improvisación y la evocación de estados emocionales profundos. En escena, su cuerpo habitaba la ambigüedad, transitando entre la fragilidad y la intensidad, desdibujando las fronteras entre lo humano y lo espectral. A través de la elasticidad de sus movimientos, generaba una danza de metamorfosis, donde la poética corporal se expandía en gestos mínimos y sutiles, cargados de sensualidad y misticismo. Su técnica implicaba una profunda presencia, un estar absoluto en cada instante, como si cada paso fuera un ritual. La ritualidad de sus coreografías, marcada por el silencio y la cadencia, creaba imágenes de una espectralidad conmovedora. Su danza era una exploración de la transfiguración, una búsqueda de lo intangible a través de la sutileza y el minimalismo, donde cada postura se convertía en un eco de la memoria y el deseo. Así, Kazuo Ohno convirtió el escenario en un espacio de trascendencia, donde la danza no solo ocurría en el cuerpo, sino en la mente de quienes la observaban.